Yosvani Rosell García no puede morir
- partidorepublicanodecuba
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Por Zoé Valdes

Foto: Yosvani Rosell García.
(eldebate.com)- Yosvani Rosell García es un reconocido activista y opositor cubano que ha dedicado parte de su juventud a denunciar las injusticias sociales y políticas que tienen lugar en Cuba. Proveniente de una familia de trabajadores, Rosell García ha enfrentado en varias ocasiones la represión por parte de las autoridades, convirtiéndose en una voz incómoda para el régimen. Preso político desde el 11 de julio del 2021, en que salió a las calles de Cuba a protestar pacíficamente exigiendo derechos humanos, fue apresado y condenado a largos años de injusta prisión. Pertenece al Partido Republicano de Cuba, al igual que María Cristina Garrido, poeta, joven mujer y presa política, madre de dos hijos. En estos momentos, Yosvani se encuentra entre la vida y la muerte tras llevar más de treinta días en huelga de hambre en una ergástula castrista.
Otros presos han sido abatidos hasta la muerte durante huelgas de hambre extremas, como fue el caso de Pedro Luis Boitel, de Orlando Zapata Tamayo, y otros han sostenido numerosas y prolongadas huelgas de hambre y sed que han incidido de manera muy negativa en su salud, tal es el caso de Guillermo ‘Coco’ Fariñas Hernández, Premio Sajarov de los Derechos Humanos.
La decisión de iniciar una huelga de hambre suele ser una medida extrema, adoptada por quienes sienten que no existen vías institucionales para canalizar sus demandas o protestas. En el caso de Yosvani Rosell García, la huelga responde a la falta de respuesta de las autoridades ante peticiones de respeto a los derechos humanos, la excarcelación de presos políticos, su propia excarcelación, y la mejora de las condiciones carcelarias. Esta acción busca llamar la atención internacional y movilizar a la sociedad civil cubana e internacional. Pero en el caso cubano casi nunca –más bien nunca– esa atención llega. De ahí que me oponga a las huelgas de hambre. No necesitamos más jóvenes asesinados, ni inmolados frente a la indiferencia internacional.
Llevar a cabo una huelga de hambre en Cuba implica graves riesgos para la salud y la vida del huelguista. El deterioro físico puede ser rápido y, en el contexto carcelario cubano, las condiciones de insalubridad, la falta de atención médica adecuada y el aislamiento agravan aún más la situación. Diversos organismos de derechos humanos han alertado sobre la vulnerabilidad de las personas que recurren a este tipo de protestas en la isla.
La huelga de hambre de Yosvani Rosell García ha generado reacciones tanto dentro como fuera de Cuba, aunque sólo mínimamente en los ambientes de exiliados cubanos. Activistas, familiares y organizaciones defensoras de derechos humanos en Miami y en una parte del exilio cubano-europeo han manifestado su preocupación y exigen al régimen castrista que atienda sus demandas y garantice su integridad física. A nivel internacional, diversas voces cubanas se han sumado a la condena de la represión y han instado al régimen a abrir canales de diálogo y negociación, los que tampoco conducen a nada. Personalmente, exijo la libertad de todos los presos políticos sin condiciones de ningún tipo. Ni amnistía ni nada parecido. Liberación total con todos sus derechos, sin reconocimiento de culpabilidad alguna.
El caso de Yosvani Rosell García pone de relieve la importancia de la solidaridad y el apoyo internacional en la defensa de los derechos humanos que los cubanos necesitan y esperan. Las campañas de denuncia, la presión diplomática y la visibilidad mediática son herramientas fundamentales para proteger a quienes, como Rosell García, arriesgan su vida por la libertad y la justicia. Aunque personalmente abogo por el cierre de la Embajada de Estados Unidos en Cuba.
La huelga de hambre de Yosvani Rosell García es un recordatorio del alto coste que pagan los defensores de los derechos humanos en mi tierra natal, mi país de origen. Su resistencia es símbolo de la lucha pacífica por una sociedad justa y libre, y un llamado de atención a la comunidad internacional para no olvidar la situación de los presos políticos y los activistas de los derechos humanos.
Hace unos días Yosvani comenzó a padecer síntomas de gravedad extrema, esperemos que no suceda lo irreparable, y que se salve. Es padre de familia, esposo, hijo. Pero si lo irreparable llegase y su corazón se detuviera, no sólo debemos culpar a la tiranía criminal, además debiéramos empezar a culpar también a los que se desinteresan de los auténticos luchadores, para enfocar solamente a los traidores que han pactado de una forma u otra con la tiranía.





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